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sábado, 9 de octubre de 2010

Frío



Crédito de la imagen

Ya sé, ya sé que no es así exactamente. Que, bien mirado, no es más que una nevera pero si te lo paras a pensar ese electrodoméstico da vértigo. Lo abres sin ningún tipo de precaución un miércoles y te encuentras en uno de sus estantes con el lunes. Vale, de acuerdo, sí: con el guisado que no conseguiste terminar el lunes, pero lunes a fin de cuentas; metido, recluído en un tupper, pero lunes.
Decides obviar el calendario y cenarte ese retal del lunes y lo metes en el microondas con la intención de que el calor lo ablande y lo vuelva miércoles o, al menos, mediodía de martes.
Lo peor es que el viernes tropiezas con el miércoles; bueno, con el trozo de bonito con tomate que te pareció excesivo el miércoles porque ese trozo de pez –basta mirarlo, fíjate- es miércoles; maquillado con albal, pero miércoles. Lo masticas lentamente para que se vuelva viernes o al menos jueves a media tarde pero esta vez esos minutos de miércoles se te quedan en el estómago que no quiere, que está harto de que le des gato, digo miércoles, por liebre, digo por viernes. Intentas mantener, retener ese trozo de miércoles que te cenaste el viernes pero acabas soltándolo aparatosamente la madrugada del sábado.

El fuego, la rueda, incluso la pólvora... estuvieron bien pero con el frigorífico -créeme, cariño- fuimos demasiado lejos.

8 comentarios:

  1. JE,je.. sí, el frigorífico es, sin duda, una de las revoluciones más grandes que ha tenido la humanidad. Un abrazo.

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  2. Aster, tras esta lectura he ido al frigorífico. He mirado detenidamente. Tras el diagnóstico, te diré que los chicos se han ido de fin de semana y me han dejado un lío de días que no veas ja,ja,ja. Pero hay algo todavía peor. Se trata de que, yo precisamente, soy la que me como, calentado en el microondas, lo del tupper, los retales, lo maquillado con albal, los trozos restantes…
    Compañero, tienes razón. Llegamos muy lejos con el frigorífico. O mejor dicho nos quedamos rezagados ¡Yo nunca estoy en el día que corresponde!
    Aster, excelente trabajo. No deja de sorprenderme tu talento. Sabes que no es halago.
    Un besazo y feliz fin de semana.

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  3. El problema, Aster, no es el frigorífico. El verdadero problema es el calendario. El es causante de todos los traumas y de todas nuestras cuitas. Ese calendario atroz que encasilla y encuadra trabajo y ocio. Sí, salvemos los frigoríficos que, al fin y al cabo, conservan lo que nos alimenta, y acabemos de una vez con los calendarios. Mientras no lo hagamos seguiremos siendo esclavos del tiempo y la organización impuesta al ser humano. Y echaremos la culpa de todo a los que no la tienen. Pobre frigorífico. Míralo bien y verás que, en el fondo, es un ser desvalido y dependiente de nuestra voluntad. Pero el calendario no. El calendario es un terrible tirano que rige, inmisericorde, nuestra vida.

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  4. Aster, fantástico. Ya no sólo eres un prestidigitador de la palabra. Te has superado. ¡Pasen y vean el último truco. Del presente al pasado en un segundo, el tiempo en sus manos!

    Magistral manera de moldear el tiempo, enhorabuena.

    Besos.

    N. la nevera ya no volverá a ser lo mismo, hay un antes y un después...esto no vas poder transformarlo.

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  5. Hola Aster,

    El problema de la nevera es que es el depósito de cadáveres de la nostalgia.


    Un abrazo.

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  6. No quiero ni contarte cuántos días me voy a encontrar mañana cuando abra mi nevera. De todo menos lunes.
    Estupendo relato. Muy ingenioso.
    Un abrazo.

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  7. Muy bueno Aster, me ha gustado mucho.

    Yo también pienso que las neveras son inquietantes, una especie de agujeros negros en las que no sólo el tiempo se altera, también la materia se transforma: cuando a los restos del lunes (de no se sabe qué semana) le han salido pelos, creo que ya puedo tirarlo a la basura.

    Un abrazo.

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  8. Sergio, Alicia, Mari Carmen, Maribel, Liuva, Emilio, José Antonio: gracias.
    Sí que hay -yo también lo soy- "gatos", Alicia, en cada familia, que damos cuenta de esas comidas discrónicas. De cuando en cuando se acaba pagando.
    Seguramente, Emilio, el verdadero responsable es el tiempo o la falta de tiempo.
    El lunes, Liuva, ya es malo de por sí... O sea que con pelos...
    Mari Carmen: el mérito del micro está, tal vez, en estrujar una pobre nevera mezclando tiempo y espacio. Celebro que te guste.
    Tal vez la tecnología está yendo demasiado lejos, Sergio; sin duda.
    En fin, Maribel: y eso que no has mirado en el congelador.
    Hermosa frase, José Antonio. Tal vez, sí, la nostalgia sean esos cubitos de hielo...

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