No recuerdo cuándo empecé a escribir. El caso es que, desde entonces, he conocido a bastante gente que, como yo, caminaba por la nieve.
La nieve es un laberinto: uno se extravía en el folio, se desorienta frente a la pantalla...
Encontrar un aliado en medio de la nieve, ver las huellas de otro rompiendo la monotonía blanca, ayuda a seguir caminando, a continuar escribiendo.
Bienvenidos a la nieve.
Aster
No hay comentarios:
Publicar un comentario